Canciller Sosa rechaza informe de la FAO, que alerta riesgo de hambruna en Bolivia
La ministra de Relaciones Exteriores, Celinda Sosa, rechazó la versión de que en Bolivia haya riesgo de hambruna y manifestó que en el país existe un “sector productivo muy activo” y aseguró que se goza de seguridad alimentaria.
El lunes, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) alertó que Bolivia “requiere seguimiento por riesgo de hambruna”, ante el deterioro de la inseguridad alimentaria debido a las condiciones económicas y de escasez de combustible que existe en el país.
Sin embargo, Sosa, en declaraciones a la Red Erbol, dijo que no sabe a qué se refiere el informe. “Yo soy una agricultora que vengo del campo, entonces creo que todavía en Bolivia tenemos el privilegio de gozar realmente de una seguridad alimentaria en relación a otros países. Entonces de verdad que me sorprende esa situación y esa posición”, sostuvo.
Afirmó que el país no ha dejado de producir incluso en los momentos más difíciles, como la pandemia. “Hoy podemos encontrar papa y tomate a costos muy bajos. Y les digo porque he sido productora y vengo del campo; sé cuánto cuesta producir todo eso”, agregó.
Lo que dice el informe
El reporte emitido por la Agencia para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) señala que Bolivia es uno de los países que se debe dar seguimiento respecto a la situación del hambre.
De acuerdo con las estadísticas del PMA, a octubre de 2024 unos 2.2 millones de personas o el 19% de la población de Bolivia se encontraba en situación de inseguridad alimentaria aguda.
“Se prevé que la inseguridad alimentaria aguda se deteriore durante el período de pronóstico, debido a la alta inflación sostenida y la disminución de las reservas de divisas. Se proyecta que esto continuará erosionando la capacidad de importación y el poder adquisitivo de los hogares, limitando aún más el acceso a los alimentos”, apuntó el informe.
El documento agrega que la escasez de combustible obstaculizará las actividades agrícolas, reduciendo aún más la producción de maíz tras una cosecha ya inferior a la media obtenida en 2024. A su vez, puntualizó que, desde 2023, el país atraviesa por una crisis económica marcada por la escasez de dólares y el surgimiento de un mercado paralelo de divisas que ha provocado un alza en el precio de la canasta familiar, que es cada vez menos asequible para las grandes mayorías.
El último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE) registra que el índice inflacionario en mayo fue de un 3,65%, pero lo más preocupante es que la inflación acumulada en los primeros cinco meses de esta gestión ya roza el 10% (9,81%). El último dato de la inflación interanual supera las cifras de los últimos 30 años.
El documento también da cuenta que Bolivia depende de las importaciones para abastecer su mercado interno: compra casi el 90% del diésel y el 56% de la gasolina para cubrir la demanda, por lo que los retrasos de adquisición perjudican sectores estratégicos como el transporte pesado o el agrícola, además de generar largas filas en las estaciones de servicio.
El informe, que se presenta cada seis meses, subrayó que, de la región, también está en riesgo Colombia mientras que Haití se mantiene como “el punto más crítico” de América Latina debido a la violencia de las pandillas, el prolongado declive económico y los efectos del cambio climático.

