Justicia bajo la lupa
Tarija – Richard Mamani, hoy de 28 años, fue liberado este viernes del penal de Morros Blancos, donde pasó nueve años privado de libertad por un delito que no cometió. Su historia, marcada por una profunda injusticia, comenzó en 2016, cuando fue denunciado por la supuesta violación de una menor en Camargo, Chuquisaca. En 2019 fue condenado a 20 años de prisión. Sin embargo, años después, la misma víctima reveló la verdad: no había sido Mamani el autor del hecho.
Según su testimonio ya en la adultez, el verdadero agresor fue su cuñado, pero su hermana mayor la obligó a encubrir al verdadero responsable y culpar falsamente a Mamani. Con esta nueva declaración, y tras una revisión del caso por parte de las autoridades, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) anuló su sentencia y ordenó su liberación inmediata
En marzo de 2024, el caso llegó al TSJ mediante un recurso de revisión extraordinaria. La Sala Plena del máximo tribunal de justicia del país evaluó las pruebas presentadas, incluyendo el nuevo testimonio de la víctima, y concluyó que existía evidencia suficiente para declarar nula la sentencia condenatoria.
Este proceso de revisión, considerado uno de los mecanismos más excepcionales en el sistema judicial boliviano, permitió corregir un error judicial que mantuvo a un inocente tras las rejas por casi una década.La decana del Tribunal Supremo de Justicia, Rosmery Ruíz, manifestó su pesar por el caso y enfatizó que uno de los principales objetivos del TSJ es “humanizar la justicia”, revisando con responsabilidad y sensibilidad los errores del sistema. Confirmó además que existen otras solicitudes de revisión en curso, que serán analizadas con el mismo rigor.
Ruíz defendió la importancia de la Ley 348, que protege a las mujeres contra la violencia, pero sí es necesario fortalecer los procedimientos de recolección de pruebas para evitar la criminalización de inocentes. Señaló
.
Acciones contra el verdadero autor
Se espera que en paralelo, el Ministerio Público iniciará acciones legales contra el verdadero agresor, el cuñado de la víctima, y se prevé que también se investigue la responsabilidad de la hermana que indujo a presentar una denuncia falsa.
El caso de Richard Mamani se convierte así en un llamado urgente a la reflexión sobre los desafíos de la justicia boliviana: cómo equilibrar la protección de las víctimas con la garantía de un proceso justo para los acusados, especialmente en delitos sensibles como el de violencia sexual.

